“Quizás la mejor manera de
definir Mentira, de Enrique de Hériz, sea con el hipotético
proverbio octavo de Li Po, un poeta
chino del que cuentan historias los protagonistas de este libro: “La verdad y
la mentira son aparejos de fortuna. Nos mantienen a flote en el naufragio de la
vida”.
Y es que esta joya literaria nos
habla precisamente de eso: de las verdades y las mentiras que contamos para que
nuestra vida tenga sentido, para darle sentido a las vidas ajenas, para
engañarnos, para animarnos… A lo largo de la vida es posible que nos
encontremos ante ciertas verdades que decidamos callar, ante ciertas incógnitas
que no podamos desvelar y nos inquieten tanto que decidamos inventar una
respuesta que nos explique y nos tranquilice.
Pero este libro no habla
exclusivamente de las mentiras y las verdades que cada uno de nosotros defiende
a lo largo de la vida. Esta obra nos habla de la Vida en mayúsculas, y lo hace
a través de la muerte. Una de las protagonistas, Isabel, es antropóloga
especializada en ritos mortuorios, en descubrir las diferentes maneras que
tienen las tribus del planeta para enfrentarse a la muerte. ¿Y por qué es
importante descubrir estos ritos? ¿Por qué nos habla de ellos la protagonista?
Porque a través de ellos descubrimos la manera de entender la vida que tiene
cada tribu, porque la forma de tratar la muerte también nos habla de cómo
entender la vida.
Este libro es, tomando prestadas
las palabras de Rosa Montero, un
gran cuento. Un gran cuento en el que se cuentan muchos cuentos. La historia de
Simón (gran eje de la vida de todos los protagonistas de la que, en realidad,
sólo se sabe lo que alguien contó una vez sobre él), la historia de Li Po, la
historia de la batalla de les Formigues, la rusa… La frontera entre la realidad
y la ficción se difumina en cada historia, en cada recuerdo de los familiares
de Isabel, y de Isabel misma. Algunos luchan contra esa ficción buscando la
verdad; otros deciden creer las historias porque les han servido como excusa en
ciertas circunstancias, pero también como impulso en otros momentos de la vida.
En esa familia algunas historias son ya casi mitos, incrustadas en la memoria
de Julio, de Isabel y de sus hijos. ¿Y por qué contar tantas historias? Quizás
porque, como dice Isabel al principio de la obra, “somos quienes nos cuentan
que somos”. Sin esos cuentos, no podríamos rellenar los huecos, no podríamos
explicarnos a nosotros mismos ni presentarnos a los otros.
Enrique de Hériz consigue con Mentira
una obra que nos muestra, de la mano de las dos narradoras, madre e hija, el
camino del descubrimiento de uno mismo, de sus límites, de sus necesidades, de
sus sentimientos más profundos, de sus lazos sentimentales, de sus verdades y
sus mentiras; en definitiva, de la vida y la muerte. Y todo ello regado en
algunos momentos con una ironía y una afilada capacidad de observación y
reflexión sobre el comportamiento humano que no deja indiferente al lector.
Muchos cuentos dentro de un gran
cuento que, en definitiva, también podría ser la vida que nosotros contamos
cada día al despertarnos y vivir nuestra historia.”
Enrique de Hériz y su extraordinaria y vital “Mentira”
por Inés Macpherson
Encuentos y desencuentos.
Un paseo entre cuentos y libros
04/11/2019
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